28 septiembre, 2011

Donde inspiran las prácticas se gestan los sueños nuevos

Radios comunitarias, populares y educativas en América Latina

(Suteba)

Las Radios comunitarias, populares y centros de comunicación educativa emergen en contextos locales, regionales y continentales en medio de un proceso de mundialización de las comunicaciones que deja muy poco margen para la producción de medios de comunicación alternativos. Se trata de medios que generan nuevas formas de trabajo y de formación de los proyectos que llevan adelante, nuevas formas de relato comunicacional que deviene político cuando es capaz de incidir social y culturalmente.

Cuando aquí hablamos de relatos nos referimos a narrativas que expresan un modo de hacerse de las prácticas sociales, de producirse históricamente en un contexto determinado. La narrativa tiene su subjetividad, su color, su manera de nombrarse y en esto no existen las generalidades ni las generalizaciones. Porque cada experiencia tiene su forma de ser nombrada y expresada. No sólo por el concierto de músicos y músicas que han escrito mediante la práctica estos relatos, sino también porque cada práctica (y sus respectivas experiencias) es única e irrepetible.

El relato es un género atravesado por multiplicidad de voces y al hacerse expresa escenarios y personas que se mueven y se dicen a si mismas con marcada particularidad. El relato pone en relación objetivos, situaciones y contextos, voces, formas de definirse, de construirse un proyecto determinado.

Relatar la práctica no se resume en un proyecto que se escribe como respuesta a un contexto determinado. Por el contrario, a la práctica inspiradora hay que buscarla en lo que tiene de nuevo e inspirador para contarnos. No son sólo experiencias, son sueños nuevos expresados en procesos concretos.

¿Qué es lo que relatan las radios y centros de comunicación comunitaria y popular?

Son relatos sin linealidades causales, sin determinismos; por el contrario vive, se habla y se escribe de acuerdo a como acontece en su hacer mismo. Por eso cada forma de ser dicho, tiene narrativas distintas. Recorridos diferentes. Ninguna práctica socio cultural puede ser dicha en los mismos términos. Esa lógica universalista del relato social acabó hace más de una década. La época de los grandes relatos ya son una anécdota y los medios alternativos lo están comunicando.

Las radios comunitarias y populares sobreviven a un escenario cuyas características podemos definir del siguiente modo:

· Un escenario mundial que no privilegia la vida social equitativa

· Un recorrido histórico que las sostiene a lo largo del tiempo

· Unos valores que perduran y se renuevan

· Marcas de una manera de hacerse que ha cambiado

· Orientaciones teóricas para una definición de la comunicación a partir de las prácticas que inspiran

· Algunas tendencias.

2. Un escenario mundial que no privilegia la vida social equitativo

El funcionamiento de la globalización configura un nuevo tipo de capitalismo que no es predominantemente industrial sino financiero, un capitalismo de la especulación. En esta etapa de la mundialización asistimos a un brutal enfrentamiento entre el mercado y el Estado, el sector privado y los servicios públicos, el individuo y la sociedad, lo íntimo y lo colectivo, el egoísmo y la solidaridad.

El verdadero poder es actualmente detentado por un conjunto de grupos económicos planetarios y de empresas globales cuyo peso en los negocios del mundo que se reúnen cada año en Davos, en el marco del Foro Económico Mundial, es inspiran las políticas de la Trinidad Globalizadora: fondo monetario internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio.

Es en este marco donde los medios de comunicación (radio, televisión, prensa, internet) tienden cada vez más a agruparse en el seno de la inmensa estructura para conformar grupos mediáticos con vocación mundial. Empresas gigantes como News Corps, Viacom, AOL Time Warner, General Electrixçc, Microsoft. Bertelsmann, United Global Com, Disney, Telefónica, RTL Group, France Telecom, etc. tienen posibilidades de expansión debido a los cambios tecnológicos. La revolución digital ha derribado a las fronteras que antes separaban a las tres formas de medios de comunicación como el sonido, la escritura y la imagen. Permitió el resurgimiento y el auge del internet que representa una cuarta manera de comunicar, una nueva forma de expresarse, informarse y distraerse.

Arman grupos que reúnen en su seno los medios de comunicación tradicionales pero además todas las actividades de lo que podríamos denominar los sectores de la cultura de masas, de la comunicación y de la información.

Estas tres esferas antes eran autónomas. Por un lado la cultura de masas con su lógica mercantil; por el otro la comunicación en el sentido publicitario, el marketing, la propaganda, la retórica de la persuasión; y finalmente, la información con sus agencias de noticias, los boletines de radio o televisión, la prensa, los canales de información continua, en suma, el universo de todos los periodismos.

Estas tres esferas, antes tan diferentes, se imbricaron poco a poco hasta constituir una sola y única esfera ciclópea en cuyo seno resulta cada vez más difícil distinguir las actividades concernientes a la cultura de masas, la comunicación o la información.

Por añadidura, estas empresas mediáticas gigantes, estos productores en cadena de símbolos multiplican la difusión de mensajes de todo tipo, donde se entremezclan televisión, dibujos animados, cine, video juegos, CD musicales, DVD, edición, ciudades temáticas estilo Disneylandia, espectáculos deportivos, etc.

En otras palabras, los grupos mediáticos poseen de ahora en más dos nuevas características: primeramente, se ocupan de todo lo concerniente a la escritura, de todo lo que concerniente al sonido y difunden esto mediante los canales más diversos (prensa escrita, radio, televisión de aire, por cable o satelital, vía internet y a través de todo tipo de redes digitales).

Segunda característica; estos grupos son mundiales, planetarios, globales y no solamente nacionales o locales.

Se trata de mega empresas que se apoderan mediante mecanismos de concentración, de todos los sectores mediáticos más diversos en numerosos países en todos los continentes y se convierten por su peso económico e ideológico en los principales hacedores de la mundialización liberal.

Estos grandes grupos no sólo asumen como poder mediático, constituyen sobre todo el brazo ideológico de la mundialización, y su función es contener las reivindicaciones populares tratando de adueñarse del poder político (como logró hacer en Italia, democráticamente, Silvio Berluscoini, dueño del principal grupo de comunicación peninsular) son los principales presionadores para que no se produzcan reformas legales que intenten modificar la jerarquía social y la desigualdad de la riqueza.

Al poder la oligarquía tradicional y al de los típicos reaccionarios, se suman actualmente los poderes mediáticos,. Juntos - ¡y en nombre la libertad de expresión- atacan los programas que defienden los intereses de la mayoría de la población. Tal es la fachada mediática de la globalización. Revela de la forma más clara, más evidente y más caricaturesca la ideología de la mundialización liberal.

Medios de comunicación masiva y mundialización liberal están íntimamente ligados.

Los grandes medios de comunicación privilegian sus intereses particulares en detrimento del interés general y confunden su propia libertad con la libertad de empresa, considerada la primera de las libertades. Pero la libertad de empresa no puede en ningún caso, prevalecer sobre el derecho de los ciudadanos a una información rigurosa y verificada ni servir de pretexto a la difusión consciente de informaciones falsas o difamaciones.

La libertad de los medios comunicación sólo es la extensión de la libertad colectiva de expresión, fundamento de la democracia. Como tal no puede ser confiscada por un grupo de poderosos. Implica por añadidura una responsabilidad social.

Los medios de comunicación son un poder sin contrapoder...

3. Un recorrido histórico que las sostiene a lo largo del tiempo

Lo que caracteriza a las radios comunitarias y populares es la búsqueda por una comunicación para el cambio social y se encuentran con un escenario complejo para la resistencia y ya no resulta el discurso de la resistencia, su caminar político comunicacional está en la búsqueda no sólo de lo reactivo sino de lo creativo.

El uso de la radio para la educación popular a favor de la democracia tiene ya casi medio siglo de experiencia en Latinoamérica. Comenzó prácticamente al mismo tiempo en 1947 en Colombia y Bolivia.

Joaquín Salcedo instaló en aquel año, allá, una elemental estación radiodifusora de corto alcance para llegar a los campesinos algo alejados de su circunscripción con mensajes religiosos. Poco tardó en agregarle a la finalidad evangelizadora la intención alfabetizadora. Agregó otras finalidades educativas la salud y la agricultura.

La estrategia comunicativa de la que se valió el joven sacerdote fue la de escuela radiofónica. Consistía en programas producidos por los campesinos, a los que se organizaba en pequeños grupos y se orientaba por medio de un auxiliar local capacitado para ello y provisto de materiales complementarios. La idea era que asistiendo adecuadamente a las audiciones en grupos, discutieran problemas y se organizaran para tomar acciones. El experimento cobró rápidamente amplia aceptación y considerable impacto.

Con el apoyo formal eclesiástico y respaldo gubernamental, Salcedo estableció entonces la entidad Acción Cultural Popular. Contando, además, con sustantivo respaldo financiero internacional, ACPO vino a ser en una década el ejercicio masivo de educación no formal más grande y ambicioso del mundo. Llegó a tener ocho emisoras en todo el país, con una potencia de 800 kilowatios de salida, dos institutos de formación de líderes campesinos, una central de preparación de programas y un servicio de producción audiovisual e impresa en el que editó el primer semanario del país para campesinos.

El otro experimento fue el de Bolivia. El país vivía a fines de los 40 de la producción de estaño y los trabajadores de esta industria estaban organizados en sindicatos. En uno de ellos nació la primera emisora obrera, que tuvo azarosa y efímera existencia. Pero en 1952 se inició una revolución nacionalista que realizó profundos cambios estructurales, incluyendo la nacionalización de las tres grandes empresas mineras productoras de estaño. Fue en esas circunstancias propicias que surgieron algunas emisoras sindicales mineras. Diez años más tarde llegarían a ser algo más de 20 y todavía aumentarían después a 30.

Las radios mineras eran costeadas con cuotas de voluntarias de los trabajadores del subsuelo que ganaban miserables salarios. Además de autofinanciadas eran autogestionarias. Que sus equipos fueran rústicos y de otro alcance y que su personal no tuviera experiencia en producción radiofónica eran cuestiones secundarias frente al objetivo que el medio bien venía a servir.

Este no era otro que el de esperarse, el de quebrar de viva voz la incomunicación que los trabajadores padecían en sus remotos distritos altiplánicos, y así permitirles defender sus intereses. Tal importancia cobraría pronto sus radios que gobiernos totalitarios las acallarían a veces a sangre y fuego.

La característica fundamental de esas radios fue su naturaleza participativa. Los improvisados productores radiofónicos consultaban a menudo a los oyentes para ajustar a su programación a los requerimientos de ella. Con su estrategia de “micrófono abierto”, ponían a los trabajadores a sus familias a hablar libremente de todos los temas de su interés, a hacer reclamos a las autoridades e inclusive a criticar a la conducción sindical. Visitaban escuelas, iglesias, mercados, pulperías y campos deportivos y hasta entraban a los socavones mineros para dar a la gente la oportunidad de decir su palabra. Más aún, las radios servían como núcleo de reunión social y hasta como eje de convocatoria a asambleas populares para la toma de decisiones. Practicaban pues esos obreros de la comunicación horizontal, participativa, dialógica y alternativa cuando menos diez años antes que teoría alguna postulara nociones como esa.

A partir de la quiebra de la minería estañífera en 1985, que trajo aparejado el desempleo masivo de las minas y el derrumbe del poderío sindical, esas radios comenzaron a desaparecer. En estado casi agónico sobreviven a la fecha cuatro o cinco de ellas.

La influencia del modelo Sutatenza se comenzó a sentir en algunas partes de la región ya en los años 50; pero fue en los 60 que la estrategia de las escuelas radiofónicas generó la creación de numerosas emisoras, en su mayoría patrocinadas por la Iglesia Católica en unos 15 países de América Latina. En centroamérica especialmente en Honduras, en El salvador, al norte e México y Guatemala; en el Caribe en República Dominicana; en los andes algo de Venezuela y en Ecuador, Perú, Bolivia. Al sur, principalmente en Argentina, Chile y Brasil.

Una etapa muy marcada por la educación popular.

Al principio, lo que había era una réplica directa de la acriticidad del modelo pero luego fueron surgiendo ajustes y adaptaciones a particularidades locales o a otros criterios. Algunas radios flexibilizaron el marco de instrucción típico de Sutatenza para hacer más educación no formal, para acercarse a las organizaciones populares y hasta para reemplazar la visión de la sociedad y su desarrollo derivada de la impronta de ACPO. Esto ocurrió tal vez primero en el Movimiento de Educación de Base (MEB) de Brasil, en el que un maestro desconocido comenzaba a plantear inéditas ideas para democratizar la educación-. Se llamaba Paulo Freire.

La educación por radio se iría acercando más al pueblo y sus problemas en la década en que el dormido fermento de cambio se activaba, planteando, entre otras medidas, la reforma agraria. Lo que muchos mantuvieron sin alteración por largo tiempo fue la preferencia por el público campesino sobre el citadino y el énfasis sobre la recepción de los mensajes radiofónicos en pequeños grupos comunales para la discusión y la acción.

De especial importancia fue el desarrollo de la radio popular y educativa en idiomas nativos en países con porcentajes significativos de población autóctona especialmente los andinos.

La radio popular campesina fue más allá de la educación; la información. A millares de seres humanos sumidos en selvas, cordilleras y llanuras les brinda gratis el equivalente al correo, al telégrafo y al teléfono que les habían sido negados.

La Experiencia revolucionaria de las radios insurgentes, las radios alterativas y con los años llamadas alternativas son experiencias que están marcadas como instrumento de organización social.

Más cerca de los noventa, comienzan haber otras radios más vinculadas a las búsquedas estéticas y a volver a pensar la dimensión comunicacional y política del medio como mucho más cercana a lo específico y no tan contenidistas. Si bien construyen mensajes alternativos y no dejan de lado la dimensión educativa, las radios comunitarias, alternativas, ciudadanas, construyen nuevas formas del lenguaje radiofónico como pilar de expresión de resistencia a la avanzada neoliberal.

4. Llegar al siglo XXI

Las radios y centros se encuentran en un momento de inflexión que demanda repensar sus proyectos políticos comunicativos y las estrategias necesarias para alcanzar incidencia. Se evidencia la falta de visibilidad social y cultural. Los movimientos no las conocen lo suficiente y no siempre requieren de ellas para el desarrollo de sus estrategias en la sociedad. Mucho menos piensan junto a ellas de acuerdo a la especificidad comunicacional. Esto puede ser superado en la medida que existan instancias de encuentro y de trabajo conjunto. Este aspecto es demandado fuertemente por movimientos sociales y demás actores de la sociedad que requieren de medios de comunicación independientes.

La incidencia en la opinión pública a través de la programación y las estrategias periodísticas tiene serias dificultades para posicionarse en la construcción de agendas de discusión alternativa. Las causas se vinculan con la necesidad de aumentar la formación en periodismo radiofónico en algunos casos, pero en la mayoría tiene que ver con la falta de recursos económicos para sostener al personal que ya ha sido capacitado y de sostener los gastos que demandan las coberturas periodísticas.

Otro aspecto fundamental es que para poder tener incidencia nacional se necesitan formas alternativas de trabajo en red que aún no están lo suficientemente desarrolladas. La producción informativa o periodística en general no tiene suficiente cobertura nacional ni regional. Esto limita mucho la capacidad de incidencia y es uno de los aspectos más requeridos para alcanzar incidencia en la opinión pública.

Los movimientos sociales requieren a las radios para desarrollar campañas, para la producción de fuentes alternativas de información. Las radios y centros no siempre cuentan con capacidad para contener dicha demanda.

5. Sin embargo, la esperanza es múltiple.

El continente latinoamericano cuenta con dos grandes redes.

ALER y AMARC ALC.

La Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica ALER, es una Asociación Civil, constituida por instituciones de América Latina y El Caribe que hace comunicación radiofónica educativa. Trabaja junto a otros actores sociales por la democratización de las comunicaciones, por el desarrollo humano sostenible y por la construcción de sociedades con mayor justicia, mayor equidad y mayor democracia.

La perspectiva hacia el futuro de la asociación consiste en ser una gran red continental formada por instituciones radiofónicas con proyectos claros y sólidos. Articulada de manera territorial y temática que opera de manera corresponsable y descentralizada. Con fuerte incidencia en la opinión pública, jugando un rol protagónico junto a otros actores sociales, en los procesos de cambio desde la perspectiva de los excluidos populares en su mayoría y por centros de producción. Cuenta con cerca de 100 afiliadas distribuidas en el continente latinoamericano. Tiene una historia de treinta años de trabajo que avalan su trayectoria y su referencia para el mundo de la comunicación popular en la región.

La radios populares y centros de producción afiliadas a ALER viven un momento de trabajo particularmente histórico. Se plantea un proceso de descentralización en las acciones de la institución y de alianzas con otras organizaciones y redes de comunicación y actores sociales diversos con el objetivo de lograr mayor incidencia en la opinión pública para la transformación de la sociedad.

La Secretaría Ejecutiva de ALER se encuentra en la ciudad de Quito Ecuador. Desde ahí se desarrollan diversas actividades que aportan al fortalecimiento de las principales líneas estratégicas en cada una de las regiones donde están sus afiliadas. Las decisiones y la planificación estratégica de ALER es elaborada por la Asamblea general (conformada por sus afiliadas) y su Junta Directiva (órgano máximo en quien se delega la representación).

La Asociación Mundial de Radios Comunitarias y Ciudadanas AMARC, es una organización que se define como movimiento ciudadano, político y comunicacional que trabaja en red en los cinco continentes. Está conformada por experiencias de comunicación radiofónica independientes creadas para democratizar la palabra y en consecuencia para democratizar la sociedad. Contribuye al protagonismo de actores y actoras de la sociedad civil en torno de una sociedad más justa. Su misión es la de promover la democratización de las comunicaciones para favorecer la libertad de expresión y contribuir al desarrollo equitativo y sostenible de los pueblos [1].

AMARC cuenta en todo el mundo con más 3.000 asociados(as), membresía integrada por periodistas, comunicadores(as), radios comunitarias y ciudadanas y centros de comunicación (formación, producción e investigación). En América Latina y Caribe son más 400 asociadas activas.

A nivel mundial fue fundada en 1983. En América Latina y Caribe existe coordinación desde hace 13 años. Su oficina regional está en la ciudad de Quito. Los órganos de toma de decisiones son las mesas nacionales y representantes(as) de cada país, la Red de Mujeres y el Consejo Regional.

Actualmente y desde hace dos años y medio, AMARC vive un proceso de descentralización en las siguientes sub.-regiones: Centroamérica, Países Andinos, Brasil, México, el Caribe y el Cono sur. La primera experiencia de sub -regionalización es realizada en Centroamérica a comienzos del año 2000.

AMARC-CA es la coordinadora sub-regional que funciona de manera descentralizada a través de la coordinación entre mesas nacionales y representantes político/comunicacionales, redes temáticas (mujeres, jóvenes, interculturalidad y niñez) y programas de trabajo (gestión y legislaciones). Cuenta con un Consejo Sub-regional que es la instancia orientadora y directora del trabajo y una Secretaría Ejecutiva.

AMARC ALC y ALER trabajan de manera coordinada con las redes nacionales de radios comunitarias y centros de comunicación, lo cual da más posibilidades de realizar un trabajo de abajo hacia arriba en la búsqueda de otra práctica político comunicacional. En el caso Argentino se cuenta con una red en amplio crecimiento: Foro Argentino de Radios Comunitarias. FARCO.

Sin duda, el caminar de estas redes en la medida que se hacen eco de sus mismas socias alumbra un nuevo horizonte de expectativas en la redefinición político cultural de las radios. Actualmente en todo el continente están trabajando mediante el desarrollo de dos proyectos: para América del Sud y México un proyecto denominado Ritmo Sur y para América Central otro proyecto denominado Centroamérica en Sintonía.

Ambos proyectos tienen como eje desarrollar un apoyo a la redefinición del Proyecto político comunicacional de las radios, acompañarlas en su lucha legal, fortalecerlas en su gestión integral y atravesar sus prácticas desde una perspectiva de género e intercultural.

Notas:

[1] Constituye la esencia de los objetivos político culturales y comunicacionales elaborados para la planificación diagnóstica del 2000. Retomada en marzo del 2002.

* Claudia Villamayor es Periodista y comunicadora social, docente e investigadora de la Facultad de Periodismo y comunicación social de la Universidad Nacional de La Plata. Coordinadora del Programa de Gestión de AMARC ALC.












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